Este es un curso teórico-vivencial que pone el foco en el cuerpo del profesional como principal medio de encuentro y comunicación con niñas y niños en contextos terapéuticos y educativos. Parte de las premisas de la psicomotricidad —“el cuerpo es ante todo en y para la relación con el otro”— para comprender que el modo de ser y estar del profesional se configura en la relación, en cada encuentro entre cuerpos. La intervención psicomotriz se sostiene en la presencia corporal, la disponibilidad tónica y afectiva, y la capacidad de ofrecer un espacio sensible que habilite movimiento, juego y expresividad. El/la terapeuta, desde su registro tónico-emocional, se vuelve mediador/a de experiencias y su implicancia corporal deviene herramienta clínica, siempre que pueda elaborar y reconocer sus registros internos. El curso invita a abrir ese registro, fortalecer la consciencia tónica y construir una práctica ética, implicada y transformadora.